jueves, 27 de diciembre de 2012

Activismo ciclista




Hay países y ciudades en este mundo, donde la bicicleta solamente es una forma de moverse de un lugar a otro, pero en el reino del automóvil, hay que luchar.

Un ex socio en un taller de bicicletas acostumbraba a disfrutar su pedaleo al trabajo pateando los espejos retrovisores de los autos estacionados en la ciclovía. Él no era el único, pero rayar la pintura era más popular. ¿Le suena familiar?

Era popular, pero ya no; actualmente ya no hay muchos conductores que estacionen sus vehículos en la ciclovía. Romper autos parece un método efectivo... parece.

Ocurrió hace algún tiempo, cuando hacer ciclovías se convirtió en una moda y los pobres automovilistas sin estacionamiento creyeron encontrar una solución. Actualmente no es sólo una moda y cualquier nuevo proyecto vial contempla una ciclovía. Pero ¿cómo empezó todo esto? ¿Quién lo empezó?                                                                                                                            
Los activistas comenzaron a juntarse en pequeños grupos, muchos años antes. En mi ciudad se llamaban a sí mismos “Los furiosos ciclistas”, y reclamaban su derecho a usar las calles. Su discurso era muy similar al del alcalde Bloomberg (New York): “... (las calles) no son para los autos... ciclistas y peatones y conductores de buses son tan importantes, si no más, puedo argumentar, que los automovilistas”. Poco a poco, estos grupos se hicieron más grandes y la gente comenzó a pensar que la bicicleta podría convertirse en una forma masiva de transporte; lo mismo pensaron los políticos.

Así es como en Santiago, Critical Mass, nunca fue vista como un “pedaleo mensual de protesta política”, ni tampoco las personas tenían que argumentar que legalmente no necesitaban notificar con anticipación los eventos a las autoridades, como argumenta el movimiento estudiantil; Masa Crítica tiene el apoyo de la policía (aburrido ¿Cierto?), mediante el cierre de las calles por donde los ciclistas van a pasar.
 
En otras ciudades no es tan aburrido. Critical Mass nació como un grupo de ciclistas que se juntaron un viernes en algún lugar hasta alcanzar una masa crítica que les permitió mandar en las calles, por un rato. Había pasado antes, pero el evento que inició el movimiento ocurrió en septiembre del 92 en San Francisco y se llamó “Commute clot” (coagulo vial), nombre que fue cambiado por uno que describiera mejor lo que realmente pasaba. La idea se esparció por otras ciudades, con variantes locales, pero manteniendo ciertas características, como la inexistencia de líderes, ni membrecías, ni rutas predefinidas. Por eso es que se le llama una “coincidencia organizada”.

Bicycling Against Oil Wars era una forma de decirle a Bush que no mate a nadie en mi nombre, no estoy tan desesperado por petróleo, así que no mande a nadie a matar a nadie. Ciclistas clamaban que matar a otros seres humanos en Irak era caro y que ese dinero podría estar mejor utilizado en fomentar una efectiva, saludable y verde forma de transporte.

The Rat Patrol es un grupo anarquista que odia las bicicletas nuevecitas de paquete, brillantes y de alta tecnología; así como a la vestimenta de lycra. El marketing exhibido en las revistas ciclísticas de papel cuché y el uso de la cultura ciclista para promover la compra de nuevos productos, en vez de reparar la vieja cleta, es todo parte de una conspiración capitalista. Así que desconfíe de aquellos que visten de superhéroes y llevan casco incluso cuando no montan una bicicleta.
 
Los Ghost Bikes pintan bicicletas de blanco, en memoria de los ciclistas fallecidos. Nuestras vidas tienen muchas caras y cuando una de ellas es reconocida por otros ciclistas, una bici será pintada de blanco cuando nos hayamos ido.
 
Los ciclistas activistas, son personas que dicen: “tengo una bicicleta y la pienso usar”. La mayoría no son violentos, sólo son personas mostrándole a otras personas que andar en bicicleta es parte de su forma de vida, y que a su forma-de-vida no le gusta ciertas cosas. Personalmente, prefiero no dañar los autos estacionados en las ciclovías; encuentro que es mejor tener una conversación con el desgraciado mal estacionado. Rayar la pintura parece efectivo, pero la primera e instintiva reacción contra la violencia es la violencia.

Antes de que los “furiosos ciclistas” existieran, un montón de personas usaban sus bicicletas para ir al trabajo todos los días. Los automovilistas no andan buscando ciclistas para atropellar, y cuando un conductor se baja de su auto para subirse a una bicicleta se convierte en un ciclista que se queja de lo mal que manejan los conductores.

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